Ellos, nuestros pequeños grandes maestros, sagrados y sabios de alma, espíritu y corazón.
Los bebés cuando están en el interior del útero escuchan el corazón de su madre manteniendo su propio ritmo constante como el de un tambor, ese es el primer sonido que escuchamos cuando empezamos a Ser conscientes y parte de la materia. Ese es el primer impulso que nos conecta con la vida.
Una de las costumbres más antiguas era hacer uso del tambor durante el parto. Se tocaba de una manera constante y rítmica, igual al latido del corazón de la madre para comunicarle al bebé que fuera del vientre de su madre también sería acogido de la misma manera que dentro de éste, "lo externo será seguro para ti".
Tocar el tambor es símbolo de comunicarle a la vida que estamos agradecidos, que estamos celebrando y que estamos conectados con el latir y el vibrar del cosmos en unidad, que estamos en escucha, en Conciencia.
El Tambor representa el cielo, las plantas, los elementos, la luna, el sol y las estrellas, lo cíclico, el útero, la madre, lo eterno, lo femenino...y cuando la baqueta que representa la energía masculina entra en contacto con el tambor simboliza el sonido del rayo y del trueno materializándose del mundo celestial al entrar en contacto con la energía de la energía femenina.
Todos los espíritus o seres de la naturaleza se comunican con sonidos, cantos, ruidos y voces. Cuando tocamos el tambor, regresamos a la simplicidad, a lo originario, a lo ancestral, a una naturaleza primitiva, despertando con ello nuestra verdadera conciencia.
Somos la continuidad del sueño de todos nuestros antepasados que
caminaron para coexistir con la continuidad de la vida en equilibrio y
respeto.
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