Nací en Madrid en 1981, desde mis primeros años de vida ya se podían apreciar mis facultades hacia lo pictórico y el arte en general. Continué en mis etapas evolutivas utilizando éste como medio de expresión.
Dirigí mis estudios hacia un campo científico técnico nunca dejando de lado el arte, hasta que en lo más profundo sentí que mi verdadera vocación siempre había sido dedicarme a él. Motivo por el que en el año 1.999 decidí destinar mi vida a este mundo.
Tomé gran contacto con el dibujo en una escuela de Madrid durante un año, donde pude redescubrir y tomar fuerza en mi forma de plasmar en imágenes mis emociones.
Estudié durante cuatro años en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad complutense de Madrid, pero mi anhelo y búsqueda interior era más profunda que lo que la facultad me podía aportar, así que tomé la decisión de marcharme.
Al tiempo desarrollé una intensa carrera personal en la que se dieron cita el arte como búsqueda e investigación espiritual y etnológica por diferentes países del planeta.
Mi polifacética trayectoria me permitió desarrollar mi arte como medio de comunicación y expresión en los más diversos campos, tales como: lo emocional, lo espiritual, lo psíquico y lo matérico, sin olvidar los sueños y los sentimientos que han tenido y tienen un gran protagonismo en mi obra.
Durante nueve intensos años viajé por la Amazonía y gran parte de Sudamérica, aprendiendo y sintiendo los conocimientos profundos de pueblos como los Quechuas, Mapuches, Kichwas, Shuars y Waoranies, todo ello tiene un reflejo evidente en mi obra, que plasmé a muy distintos niveles. Apasionantes culturas vistas desde mis propios ojos a los ojos mismos de las comunidades nativas, teniendo como hilo conductor “el verdadero sentido del corazón”.
Desde entonces y de manera inevitable, esa conexión con la Madre Naturaleza influyó en mi vida tanto en lo personal como en lo profesional, llevándome a crear proyectos de Reforestación en la selva, rescate de la cultura nativa, así como diferentes tareas de ayuda social a la mujer y niños, recuperación de cantos, danzas, lenguaje, vestimenta, cerámica, arte…
Todo ese bagaje cultural y espiritual se muestra no sólo en mis actuales proyectos sino en mi vida y en la manera de relacionarme con el entorno, al igual que también trabajo en la reconexión humana con la memoria de lo ancestral y lo sagrado. El simbolismo del ser humano representa para mi, lo cíclico. La naturaleza remite al universo, tiene dentro de sí la creación.
Además, el arte es el gran medio de expresión para transmitir toda la globalidad de esos conocimientos de una manera única y original en la que el espectador podrá alcanzar mediante la observación y la cohesión con la imagen el viaje a lo más profundo de su ser.
La intensidad de todos esos saberes y vivencias ha desbordado mi arte por distintos medios de expresión, como en lo pictórico, en la creación de tambores chamánicos y artesanía a modo de talismán o amuleto, en lo musical a través de la voz e incluso el emocional, conectando a través de la belleza artística que crean mis manos y de manera casi mágica al que observa con lo divino de su ser y su entorno.
Hace seis años decidí regresar al país donde nací para reconectar con mi ser verdadero e integrar todo lo vivido para poderlo expresar y transmitir a través del arte a toda aquella persona que necesite una conexión con su esencia, su potencial único y su conciencia.
Para mí el arte es la manera que conozco de comunicarme con lo ancestral, con la Conciencia, con la Realidad.
No siento que soy yo la que crea, soy la facilitadora, la co-creadora, la canalizadora del mensaje que nos viene a entregar la existencia como humanidad.
El arte y la artesanía es el medio que utilizo para decodificar y materializar la información que percibo del mundo espiritual, de lo que no se ve, de lo desconocido.
El arte para reconectar con el origen manifestando y honrando el conocimiento de todos nuestros antepasados, con el presente y con todas las posibilidades futuras en un espacio y tiempo atemporales.
Una parte de lo espiritual es materia, tiene forma y contiene una energía, un poder, un significado, una información, una psiquis, una emoción y un campo donde todo se crea.
Lo espiritual está más allá de la percepción visual, es lo indefinible, lo que no tiene forma ni definición.
Todo ser humano debe liberarse de creencias y de informaciones traumáticas experienciando un proceso de cura a través de su autoconocimiento y su autogestión con el ambiente.
Utilizar el arte y la artesanía originaria como terapia es una herramienta muy poderosa para despertar tu PRESENCIA y conectar con la armonía de la Naturaleza.
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