Durante todo el proceso de creación estoy en plena atención y compromiso con La Existencia, con la persona a la que va destina dicha obra artística y con la energía que estoy canalizando, integrando e impregnando en ella.
Es todo un proceso ceremonial en el que cada paso para realizar dicho objeto es una fase de gestación.
El acto de "consagración" de un talismán es el que le entrega la persona que lo crea enfocada con la energía de quién lo va a custodiar.
Siempre se crea por una razón y propósito en concreto. Yo lo llamo "despertar", ya que el primer uso es símbolo de darle aliento o vida.
Su efecto "mágico" se basa en el sentimiento de que la energía es inherente en los objetos inanimados. Contienen una fuerza natural y junto con la que se le aporta al objeto una vez que se consagra conscientemente, dicho "objeto" adquiere un poder para un uso en específico.
El talismán adquiere un poder y energía según estos hechos que absorbe durante su proceso de creación, el material del que está hecho, la forma, la imagen representada...
Al arte y artesanía que creo le atribuyo siempre una virtud "mágica" protectora y de conciencia.
Durante el proceso de confeccionar dichos objetos, soy sumamente cuidadosa para poder representar con la mayor exactitud posible la armonía de mi visión con la que percibo de la persona que me hizo el encargo, ya que cuanto más exacta sea la simbología, más sencillo será atraer esa fuerza necesaria con ello.
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